lunes, 19 de diciembre de 2011

Para re-pensar nuestros intereses

Lo económico es lo que aparece en primer plano cuando pensamos en “nuestros intereses” o hablamos de ellos. Y desde esa significación ordenamos nuestras acciones. Sin duda fue el uso histórico del lenguaje lo que generó esa manera de significar la palabra. Pero cuando los tiempos cambian necesitamos que las palabras se re-signifique para poder referir a nuevas necesidades y deseos que se vuelven posibles en el horizonte actual. Creo que este es el camino más potente de la creación (“El verbo crea”. “El verbo es Dios”, ver las primeras páginas del Evangelio según San Juan).

Cada vez somos más los que estamos motivados en enriquecer otros aspectos de nuestra vida que los que atendemos con lo económico y material. Son aspectos que nuestros ancestros dejaron a merced de las circunstancias ante las urgencias que planteaban las limitaciones materiales en que vivían. Eso que no fue atendido es lo que el actual estado de las cosas posibilita y hasta requiere que atendamos.

Son aspectos que tienen que ver con el estado espiritual-emocional-vincular-anímico… con el que transitamos nuestras vidas todos los días. Con el disfrute de cada experiencia y con la alegría de vivir.

Propongo el ejercicio de volver a listar nuestros intereses. Trataré de sugerir algunos sobre los que pienso que es importante que nos detengamos, en tanto creo que son aspectos de nuestra vida a los que solemos cuidar muy poco. Invito a que cada uno lo piense en el escenario real de su vida.

En la relación con nuestros hijos
  • Invertir energía y tiempo en compartir con ellos, disfrutar la mutua existencia y alimentar nuestra comunicación.
    Hacemos esto con lo que nos resta de nuestro tiempo ocupado, pero en los hechos no jerarquizamos la importancia de la cuestión en nuestra vida.

  • Acompañarlos en la construcción de su autonomía y propia solvencia ante su propia vida, ayudándoles en el reconocimiento de sus propios gustos e intereses.
    Solemos darles indicaciones, señalarles deberes y ofrecerles cosas, pero conversamos poco y menos les enseñamos a valerse por sí mismos.

En la relación con nuestra pareja
  • Cultivar la comunicación y alianza. Alimentar el compañerismo y la amistad.
  • Gestar posibilidades de enriquecimiento en la experiencia amorosa-erótica en la pareja.
  • Nutrir en el mayor grado posible una mirada compartida de la vida y el mundo.
Generalmente vivimos en pareja como si las riquezas de esa convivencia fueran manejadas por el destino. Nos tocan en suerte o no nos toca. No buscamos de manera pro-activa formas más ricas de compartir la vida, maneras de alimentar el amor y lograr intensidades mayores.


En el trabajo

  • Lograr resultados económicos positivos en nuestra actividad laboral.
    Es lo que tenemos más aprendido y asumido. Es lo que orienta nuestras acciones y lo que tiene mayor registro en nuestro “balance” de vida.

  • Posibilitar el bienestar personal y de los demás miembros de la organización.
    Si ocurre nos alegra, pero no suele formar parte de nuestras planificación de objetivos.

  • Disfrutar de lo que hacemos.
    El gusto de hacer lo que hacemos no es algo que aprendimos a registrar. Solemos estar sólo estamos atentos a los resultados. Es habitual entonces que no disfrutemos o se nos escape en gran parte.

En la relación con los amigos

  • Enriquecer nuestra capacidad de intimar para compartir y ayudarnos mutuamente.
    Generalmente no hablamos de lo que nos pasa, de lo que sentimos y de lo que deseamos. En el mejor de los casos informamos al otro y decimos nuestra opinión sobre una y otra cuestión. Nos cuesta conversar sobre las experiencias, posibilidades y dificultades de cada uno.

En relación a las propias vivencias existenciales

  • Cuidar nuestra salud física y anímica.
    No es sólo la enfermedad lo que hace necesario el cuidado, sino también el estado de la salud para mantenerse.

  • Alimentar cotidianamente la alegría y el disfrute en nuestras experiencias.
    Somos más capaces de estar atentos a lo problemático que a lo gozoso. También esta última es una capacidad que podemos desarrollar.

En lo social

  • En el bienestar de todos lo integrantes de la sociedad en que vivimos.
  • En la paz y la seguridad social.
  • En el cuidado del planeta que habitamos.
También en el plano social solemos ser poco concientes de nuestra responsabilidad individual. Generalmente tenemos opiniones y asignamos responsabilidad a otros, en particular a los gobiernos de turno, a los políticos y a los poderosos en general. Será bueno pensar en los granitos de arena que cada uno podamos aportar cotidianamente.


Por último, no es sólo una cuestión de conciencia, sino también de práctica. Se trata de comenzar a registrar intereses a cuidar y cultivar, donde habitualmente vemos formas de ser y de vivir ya definitivamente constituidas (yo soy así…) Necesitamos ayudarnos mutuamente a encontrar nuevas formas de ser y vivir. Y eso es lo que propongo.

Ninguno de nosotros sabe cuanto puede lograr de lo que nunca se propuso ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario