jueves, 22 de diciembre de 2011

Estamos todos en el mismo barco

Reciéntemente publicado en CEO Forum, les comparto:

Todos estamos en el mismo barco y las olas son grandes... La solidaridad nos conviene a todos.

En las últimas décadas está aumentando el número de personas interesadas en participar en acciones solidarias. Incluyo en esto a las distintas expresiones organizativas de la sociedad civil (ONGs, fundaciones…) y a lo que generan algunos empresarios que comienzan a poner atención en las tareas y en las estrategias de interés comunitario.

Cuando en una sociedad un número significativo de personas empieza a abordar formas diferentes de hacer lo que hacen (en este caso referimos al hacer productivo) estamos ante los inicios de un cambio del paradigma que organiza ese aspecto de la vida. Ese cambio ha comenzado a caminar, a hacerse práctico. Comienzan a cambiar las prácticas de las personas y también sus deseos y proyectos.

Continuar leyendo haciendo click aquí

lunes, 19 de diciembre de 2011

Para re-pensar nuestros intereses

Lo económico es lo que aparece en primer plano cuando pensamos en “nuestros intereses” o hablamos de ellos. Y desde esa significación ordenamos nuestras acciones. Sin duda fue el uso histórico del lenguaje lo que generó esa manera de significar la palabra. Pero cuando los tiempos cambian necesitamos que las palabras se re-signifique para poder referir a nuevas necesidades y deseos que se vuelven posibles en el horizonte actual. Creo que este es el camino más potente de la creación (“El verbo crea”. “El verbo es Dios”, ver las primeras páginas del Evangelio según San Juan).

Cada vez somos más los que estamos motivados en enriquecer otros aspectos de nuestra vida que los que atendemos con lo económico y material. Son aspectos que nuestros ancestros dejaron a merced de las circunstancias ante las urgencias que planteaban las limitaciones materiales en que vivían. Eso que no fue atendido es lo que el actual estado de las cosas posibilita y hasta requiere que atendamos.

Son aspectos que tienen que ver con el estado espiritual-emocional-vincular-anímico… con el que transitamos nuestras vidas todos los días. Con el disfrute de cada experiencia y con la alegría de vivir.

Propongo el ejercicio de volver a listar nuestros intereses. Trataré de sugerir algunos sobre los que pienso que es importante que nos detengamos, en tanto creo que son aspectos de nuestra vida a los que solemos cuidar muy poco. Invito a que cada uno lo piense en el escenario real de su vida.

En la relación con nuestros hijos
  • Invertir energía y tiempo en compartir con ellos, disfrutar la mutua existencia y alimentar nuestra comunicación.
    Hacemos esto con lo que nos resta de nuestro tiempo ocupado, pero en los hechos no jerarquizamos la importancia de la cuestión en nuestra vida.

  • Acompañarlos en la construcción de su autonomía y propia solvencia ante su propia vida, ayudándoles en el reconocimiento de sus propios gustos e intereses.
    Solemos darles indicaciones, señalarles deberes y ofrecerles cosas, pero conversamos poco y menos les enseñamos a valerse por sí mismos.

En la relación con nuestra pareja
  • Cultivar la comunicación y alianza. Alimentar el compañerismo y la amistad.
  • Gestar posibilidades de enriquecimiento en la experiencia amorosa-erótica en la pareja.
  • Nutrir en el mayor grado posible una mirada compartida de la vida y el mundo.
Generalmente vivimos en pareja como si las riquezas de esa convivencia fueran manejadas por el destino. Nos tocan en suerte o no nos toca. No buscamos de manera pro-activa formas más ricas de compartir la vida, maneras de alimentar el amor y lograr intensidades mayores.


En el trabajo

  • Lograr resultados económicos positivos en nuestra actividad laboral.
    Es lo que tenemos más aprendido y asumido. Es lo que orienta nuestras acciones y lo que tiene mayor registro en nuestro “balance” de vida.

  • Posibilitar el bienestar personal y de los demás miembros de la organización.
    Si ocurre nos alegra, pero no suele formar parte de nuestras planificación de objetivos.

  • Disfrutar de lo que hacemos.
    El gusto de hacer lo que hacemos no es algo que aprendimos a registrar. Solemos estar sólo estamos atentos a los resultados. Es habitual entonces que no disfrutemos o se nos escape en gran parte.

En la relación con los amigos

  • Enriquecer nuestra capacidad de intimar para compartir y ayudarnos mutuamente.
    Generalmente no hablamos de lo que nos pasa, de lo que sentimos y de lo que deseamos. En el mejor de los casos informamos al otro y decimos nuestra opinión sobre una y otra cuestión. Nos cuesta conversar sobre las experiencias, posibilidades y dificultades de cada uno.

En relación a las propias vivencias existenciales

  • Cuidar nuestra salud física y anímica.
    No es sólo la enfermedad lo que hace necesario el cuidado, sino también el estado de la salud para mantenerse.

  • Alimentar cotidianamente la alegría y el disfrute en nuestras experiencias.
    Somos más capaces de estar atentos a lo problemático que a lo gozoso. También esta última es una capacidad que podemos desarrollar.

En lo social

  • En el bienestar de todos lo integrantes de la sociedad en que vivimos.
  • En la paz y la seguridad social.
  • En el cuidado del planeta que habitamos.
También en el plano social solemos ser poco concientes de nuestra responsabilidad individual. Generalmente tenemos opiniones y asignamos responsabilidad a otros, en particular a los gobiernos de turno, a los políticos y a los poderosos en general. Será bueno pensar en los granitos de arena que cada uno podamos aportar cotidianamente.


Por último, no es sólo una cuestión de conciencia, sino también de práctica. Se trata de comenzar a registrar intereses a cuidar y cultivar, donde habitualmente vemos formas de ser y de vivir ya definitivamente constituidas (yo soy así…) Necesitamos ayudarnos mutuamente a encontrar nuevas formas de ser y vivir. Y eso es lo que propongo.

Ninguno de nosotros sabe cuanto puede lograr de lo que nunca se propuso ser.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Algo sobre la relación padres-hijos

Continuando con la reproducción de los artículos publicados en en blog de CEO Forum, hoy les comparto: Algo sobre la relación padres-hijos

Vivimos en un mundo en el que el cambio se manifiesta cada vez más en todos los aspectos de la vida. Esto hace conveniente que re-pensemos la manera en que estamos criando personas para vivir en él.

Los padres solemos decir con frecuencia que queremos que nuestros hijos sean felices. Y muy pocas veces se podría poner eso en dudas. El problema es que con frecuencia equivocamos el camino para ayudarle a lograrlo. La dificultad radica en algo que no decimos y que circula implícitamente en nuestros pensamientos y conductas: "yo sé lo que es mejor para él, lo sé porque soy grande y tengo experiencia… tengo la obligación de orientar su vida…" Y por esa grieta de aparente razón se filtran acciones invasivas de la voluntad y de los gustos de los hijos… Así es como muchas veces la vida del chico se diseña a partir de la perspectiva de los padres.

leer + (clic aquí para acceder a la nota completa).

martes, 22 de noviembre de 2011

Creatividad en el trabajo, en la vida

En el sitio de CEO Forum de Vistage tengo un blog donde publico con cierta regularidad artículos. Aquí les comparto el comienzo:

"La actividad laboral consume gran parte de nuestras horas y la forma en que la asumimos impacta con mucha fuerza en nuestra manera de ser-estar en la vida y en las relaciones que mantenemos con otros. Para generar mayor bienestar, alegría y goce en nuestra existencia es de enorme importancia que ajustemos, y a veces reelijamos, el espíritu desde el cual toman forma nuestras acciones laborales. También lo es que asumamos con responsabilidad cotidiana los vínculos que entablamos con nuestros compañeros de tareas, con nuestros clientes y con el producto o servicio que generamos".

leer + (clic aquí para acceder a la nota completa).

viernes, 4 de noviembre de 2011

Taller de Pensar la Vida online del 31/10

Aquí les comparto la primera hora del taller que hicimos el lunes pasado sobre Cómo enriquecer la calidad de vida, asistencial y vía web. Más información en http://taller.pensarlavida.com.ar








martes, 19 de julio de 2011

Calidad de vida: cómo enriquecerla


Publiqué recientemente este artículo en el sitio de CEO Forum, de Vistage. Les comparto el comienzo:

"Existe una diferencia que es necesario hacer explícita, entre “nivel de vida” y “calidad de vida”. Cuando hablamos de lo primero, referimos a la disponibilidad de bienes materiales, cosas y posesiones de las que disponemos.

Cuando hablamos de calidad de vida nos referimos al grado de alegría, buen ánimo, felicidad, sensaciones de gozo y plenitud, conexión con lo bueno que la vida nos ofrece… En este plano todos somos aprendices y es mucho lo que podemos enriquecernos.

Asumir la calidad de vida y la felicidad como parte de lo que más nos importa y da sentido a nuestra existencia, no es tarea sencilla. Para la forma de concebir la vida que nos organizó como personas y nos entregó los mandatos de “cómo vivir”, el hecho de ser feliz y disfrutar de la vida es un tema marginal y poco significante respecto a lo que se concebía como lo verdaderamente valorable: llegar a “ser alguien” en la vida. Alguien útil, poderoso, una persona importante…"

leer + (clic aquí para acceder a la nota completa).

lunes, 18 de julio de 2011

Cómo hacer que el trabajo no sea un sacrificio

Las personas nos relacionamos con el trabajo de maneras que heredamos de generaciones que vivieron en condiciones tecnológicas muy diferentes a las actuales. Esa herencia nos impide degustar la tarea y vivenciarla con ganas. Vivimos el tiempo de trabajo como tiempo alienado, y eso también corroe las posibilidades de bienestar en nuestras vidas.
Creo que debemos repensar la actitud que nos hace vivir el trabajo desde una emocionalidad cuyo eje pasa por sentir todo esfuerzo laboral como penoso. El trabajo acapara muchas horas de nuestra vida cotidiana. Por lo tanto recrear nuestra actitud en este plano es una cuestión principal en el cuidado de nuestra vida. No podemos dejarla a la deriva y a merced de las circunstancias: es necesario bucear en la historia cultural y en nosotros mismos, a fin de encontrar las dificultades, las posibilidades superadoras y los caminos para afirmarlas.

Un buen comienzo puede ser repensar la frase bíblica “ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Las condiciones socio-culturales de épocas pasadas hicieron que esta frase fuera usada como un mandato para lograr el auto-disciplinamiento productivo. Fue uno de los caminos en que la religión institucionalizada participó en la tarea de disciplinar a las personas en el trabajo. Para comprender esta formulación bíblica es necesario puntualizar que ella estaba estrechamente vinculada con situaciones históricas en las que “ganarse el pan” requería mucho sacrificio.

En nuestros días sería bueno interpretar esta frase como una extensión del “no robarás” de los célebres diez mandamientos. Quizás esta sea una significación que convenga más a los tiempos actuales, tan plenos de corrupción y de utilitarismo desaforado. En esta lectura el texto nos diría que todos debemos asumir responsabilidades productivas y evitar los oportunismos que a algunos les permite apropiarse del esfuerzo de otros.

Sacudirse el mandato

Sea como fuere, lo cierto es que aquello de “te ganarás el pan con el sudor de tu frente” se instaló en nuestras referencias morales como exigencia de disposición al esfuerzo penoso. En la actualidad las transformaciones en las condiciones tecnológicas de la producción hacen posible y deseable la relectura del mandato: hoy la acción productiva está asistida por un desarrollo tecnológico (saberes y maquinarias) que acrecentó de manera radical la fuerza humana.

Para ayudarnos a traer a nuestras mentes la dimensión de esta evolución histórica del trabajo, propongo recurrir al lenguaje: en nuestros días es difícil pensar en situaciones de esfuerzo en que alguien se “deslome” de manera literal (conservo el recuerdo de esta palabra desde mi infancia acontecida en el campo argentino de la década de los 40, cuando todavía solía usarse para referirse de manera literal a situaciones muy concretas) El diccionario explica “deslomar”: como “lastimar gravemente los lomos [de una persona o animal]”. Hoy sólo puede usarse esa expresión metafóricamente: en nuestros días apretar un botón o bajar una palanca mueve fuerzas superiores a las de muchos hombres. Esta es una consecuencia concreta del avance tecnológico que transformó las acciones productivas de los humanos.
Otra transformación importante es que la robótica se hizo cargo de los actos repetitivos. La primera etapa de la era industrial se caracterizó por la reiteración infinita de las mismas acciones durante horas interminables: en ese entonces el sacrificio no consistía sólo en “deslomarse” sino en confinar el propio ser a operar como parte de una máquina durante las horas de trabajo.

Hoy las acciones humanas productivas son principalmente actividades de supervisión de las máquinas, y en esta situación se nos hace posible –y se nos requiere- otra actitud en la tarea: necesitamos más creatividad y autonomía. Actualmente no nos sirve posicionarnos ante el trabajo desdevuna base emocional anclada en el esfuerzo penoso. Eso nos debilita la imaginación y la inventiva. Las condiciones materiales en que trabajamos actualmente hacen que podamos replantear esta actitud y para eso conviene preguntarnos sobre nuestra relación con el trabajo. Sin embargo, para hacerlo será bueno ser concientes de otras dos cuestiones importantes.

La retribución económica no es lo único

Nuestro trabajo genera la reproducción constante de lo que necesitamos para vivir. Esto se organiza en nuestra experiencia a través de la retribución económica por el trabajo: con ella adquirimos en el mercado lo que otros producen, y así disponemos de lo que constituye la “canasta” de nuestras necesidades. Más allá de los desequilibrios sociales en la distribución de la riqueza, todos los que trabajamos adquirimos lo que precisamos con ese resultado económico. Sin dudas esto hace que se trate de un sentido muy importante de nuestra tarea, el problema es que suele convertirse en único.

La estrechez de esta mirada nos posiciona de tal manera que experimentamos el trabajo como si todo lo que importara fuese la retribución o rentabilidad económica. Es esta la perspectiva casi excluyente a través de la cual estamos acostumbrados a evaluar un empleo o una actividad empresarial: “¿Cuánto ganas? ¿Cómo te va en los negocios?”. Esto hace que el tiempo de trabajo sea vivido sólo en función de su resultante económica. Sentimos que debemos entregar una parte de nuestro tiempo para obtener a cambio una recompensa económica. Ponemos todo el sentido de la actividad en el resultado y no registramos lo que va pasando en la actividad misma sino como un costo.

¿Qué hay de nuestro presente así organizado? En esta forma de la experiencia no podemos registrar lo que nos importa y agrada del presente, pues éste se desvanece al poner su sentido más allá de sí mismo. Lo que sugiero es abrir el registro, ampliarlo, permitirnos disfrutar de lo que nos guste hacer aún cuando estemos trabajando. Lo que hacemos puede gustarnos mucho o muy poco, pero siempre habrá posibilidad de registrar aspectos positivos. Paladear la tarea no significa negar la importancia de los resultados. “Más gusto” no implica “menos resultado”, sino todo lo contrario.

La realización personal también importa

El trabajo es uno de los planos de la experiencia en que el ser humano trasciende su ser para crear realidades más allá de sí mismo. Es una de las actividades en la que se realiza objetivándose: Es decir, crea fuera de sí algo que surge de sí mismo, de su energía y de su accionar. Los productos o servicios que genera existen más allá de él una vez creados. Su vida es de este modo generadora de posibilidades que se ofrecen a la vida de otros.

En todo esto, y más allá de lo económico, hay una riqueza que perdemos de vista: vemos lo generado por nuestro trabajo desde la perspectiva de la “importancia personal”, lo vivimos competitivamente. No lo registramos como afirmación creadora de nuestra experiencia. De este modo es habitual que la alegría y el goce por lo hecho quede fuera de nuestras sensaciones.


En síntesis
  • Nos posicionamos desde la idea heredada de que todo esfuerzo laboral es un esfuerzo penoso.
  • Valoramos el trabajo sólo desde el resultado económico.
  • No registramos nuestras prácticas productivas como generadoras de vida y riqueza existencial.
  • Organizada de esta forma, nuestra experiencia laboral deja afuera toda significación referente a la alegría y el goce de vivir.
¿Podemos cambiar esto y mejorar nuestra experiencia laboral? En mi opinión esto es posible, pero para transformar el modo de experimentar el trabajo debemos generar en nosotros otras maneras de sentirlo-vivirlo. Para eso será bueno hacernos (y reiterarnos con frecuencia) algunas preguntas que pueden ayudarnos a encontrar las sensaciones que nos orienten hacia nuevas formas de la experiencia:
  • De mis tareas cotidianas ¿qué es lo que más me gusta hacer?
  • ¿Cómo me gustaría hacer lo que hago?
  • ¿Qué puedo cambiar para pasarla mejor en mi trabajo?
  • ¿Cómo incide lo que hago en la vida de quienes lo usan o consumen?
  • Mi trabajo, ¿genera calidad de vida a las personas, o es sólo un negocio rentable?
Este tipo de preguntas nos irán posibilitando concebir el trabajo cómo un ámbito en el que también podemos disfrutar. Harán que aparezcan novedades, primero en nuestro interior: sensaciones, deseos y posibilidades. Así irán surgiendo las primeras “puntas”: comenzaremos a imaginar y luego a actuar actitudes y maneras novedosas de enriquecer nuestra experiencia.

Al abrir las preguntas puede ser que algunas personas no logren sino ratificar que el trabajo que hacen no les gusta, y que tampoco les interesa el producto que generan. En esos casos convendrá pensar en otro proyecto. Pero para lograr una situación laboral más disfrutable no siempre hay que conseguir otra ocupación. Es posible que se trate de hacer lo mismo que estamos haciendo, pero con una actitud y un posicionamiento diferentes. Transformar la mirada nos permitirá crear posibilidades nuevas.

martes, 12 de julio de 2011

Macro y micropolítica

Cualquier transformación sustentable en el terreno de la macropolítica nacerá a partir de los cambios que realicemos en nuestras propias vidas, todos y cada uno de los miembros de la comunidad. "Tal como es arriba es abajo, tal como es abajo es arriba", dijo el sabio.

En los tiempos de grandes transformaciones sociales se desarrollan políticas y acciones orientadas a potenciar el nacimiento de lo nuevo, y otras que resisten al cambio. Esas políticas se plasman en dos niveles: uno es el de la macropolítica , en el que se aborda al hecho social como totalidad. Sus formas más habituales son las políticas de Estado, o aquellas con vocación de incidir en él. El otro nivel es el de la micropolítica: refiere a posicionamientos en el orden personal y en los grupos pequeños; involucra las acciones con que las personas van afirmando, en su realidad más inmediata, las nuevas formas que desean para su propia existencia. Al hacerlo generan cambios que se acumulan y dan mayor fuerza al proceso transformador de la sociedad. Es decir: la suma de las transformaciones de los individuos y grupos va habilitando los cambios en el plano de la macropolítica.

Algo así está ocurriendo hoy. Estamos inmersos en un proceso transformador, aunque nos resulta muy difícil verlo con la claridad con que observamos los del pasado. Nos cuesta sabernos partícipes del cambio, y actuar en consecuencia. Actuar no sólo por oposición a aquello que nos desagrada, o a las políticas de Estado imperantes, sino también en la construcción de estrategias y acciones que cultiven formas diferentes.

El gran inconveniente es que no asumimos la importancia de la micropolítica en la generación de las condiciones para el nacimiento de una nueva macropolítica. Y por lo tanto no prestamos atención a las modificaciones que necesitamos hacer en nosotros mismos y en nuestro contexto inmediato para estar en condiciones de conformar el nuevo escenario.

En tanto no aprendamos a relacionar las tareas del orden micro con las del macro, seguiremos empantanados en las viejas formas de la política. Continuaremos cediendo toda posibilidad de cambio a aquellas personas que asumen las tareas de representación y conducción.

lunes, 4 de julio de 2011

El progreso económico implicó una forma de ser persona

El texto siguiente fue extraído de “Elogio de la Crisis” un libro de Leopoldo al que se puede acceder haciendo clic aquí. Nos interesan aportes y comentarios.

"Ocurre que, aunque con objetivos centrados en lo económico y material, “el progreso” no impactó en la vida de las personas sólo en el plano económico. Tal como ocurrió, su realización requirió una concepción de la vida y una manera de ser persona que hicieran posible la inversión de toda la energía humana en su ejecución. Implicó una forma de sentir, pensar y hacer. Implicó una manera de organizar las relaciones y los afectos, los vínculos familiares y sociales. Requirió disciplinar a las personas detrás de objetivos que apuntaron a la utilidad de todo lo existente (incluida la vida misma) y a su dominio y control en función de extraer su utilidad latente. Es esa organización de lo humano que somos lo que hoy está en crisis, una forma de ser que el “progreso real” nos dejó como herencia y que aún nos hace impotentes para crear un mundo de bienestar.

Más coyunturalmente y atendiendo a nuestro pasado inmediato, es necesario también asumir las consecuencias profundas en nuestras prácticas, en nuestros pensamientos y en nuestro ser, de lo que fueron las políticas del neoliberalismo. Lo que ahora se conoce como “la década de los noventa” (y que entre nosotros comenzó bajo el imperio del terror a mediados de los setenta) no fue sólo una manera de ver y organizar los hechos económicos y las políticas nacionales.

Se trató también de una reacción ante los cambios que intentaban débilmente abrirse paso en la transformación de la vida. Su hegemonía social/política impactó, en más o en menos, en nuestros idearios personales. De maneras a veces conscientes y muchas otras inconscientes, el individualismo extremo, el salvarse a uno mismo y la desaparición “del otro” como co-existente conmigo, calaron hondo en nuestras perspectivas y deseos, en nuestras ambiciones y en nuestras prácticas".

martes, 26 de abril de 2011

Elogio de la Crisis, gratis online

Hola a todos,

Ya está disponible mi libro Elogio de la Crisis en su versión digital para que puedan bajarse y leer libremente.
Aguardo sus impresiones. Me interesan tanto los subrayados como las críticas.
Creo que el libro se puede potenciar y mejorar con los aportes y las ocurrencias de muchos.

A tono informativo, les adelanto parte de la introducción:

La crisis mundial, financiera y económica, iniciada en el 2008, sólo es un aspecto del difícil trance histórico en el que nos encontramos. Es parte de una difícil y alentadora coyuntura en la evolución de la humanidad que debe comprenderse como una crisis civilizatoria. La denominamos así porque se expande a todos los planos de la existencia de quienes actualmente habitamos la tierra. No sólo afecta a las estructuras económicas, sino que también altera profundamente las condiciones de la vida en el planeta y genera confusión en el sentido de la vida de cada uno de nosotros. Se trata del final de una etapa histórica y de los albores de un cambio profundo de la humanidad y de la vida en el planeta.

Tomados aún por viejas creencias, nuestra vida ocurre, aunque con confusiones y debilidades, desde el sentido y los valores que orientaron el desarrollo productivo de los cinco siglos anteriores. Pero esa realidad ya está en el pasado y nuestra pretendida continuidad actual sólo logra ser una farsa grotesca y peligrosa. El crecimiento de las posibilidades materiales logrado en ese medio milenio, se nos ofrece como la oportunidad de un salto evolutivo y nos desafía a encontrar sus caminos. También nos amenaza con el vacío existencial si no actuamos y vivimos con actitud y responsabilidad creadora.

Este libro propone alimentar nuevas posibilidades de la existencia personal y social. Para eso intento:

  • Ayudar a pensar cómo el carácter totalizador de la crisis nos exige reposicionarnos ante las pequeñas encrucijadas concretas que la vida nos presenta a diario. Esto implica crear formas nuevas para toda nuestra experiencia. En todos sus planos nuestra vida requiere una actitud más reflexiva, imaginativa, responsable y pro-activa por parte de cada uno de nosotros.

  • Ayudar a que podamos comprender las posibilidades de la coyuntura histórica que nos toca vivir, y así posicionarnos con poder y autoridad para crear las estrategias y diseñar las acciones que nos hagan capaces de gestar los cambios convenientes a la vida buena

  • Se trata de transitar una mutación que nos lleve de los paradigmas del estado de necesidad que dio origen a la Modernidad, a otros que se apoyen en la posibilidad de la abundancia que resulta del crecimiento productivo de la era que nos antecede.

  • La calidad de la experiencia de vida de cada uno de nosotros, depende de que nos asumamos como gestores de nuevos sentidos de la vida, nuevos valores orientadores de nuestras maneras de vivir y de convivir en sociedad. Nuevas maneras de ser y hacer cuyo eje orientador será la posibilidad de avanzar a través de puertas que se nos entreabren hacia estados existenciales de mayor felicidad, goce y alegría de vivir para todos.

  • Esto requiere también re-pensar la política. Nos desafía a reinventarla. Creo que en la actual situación todas las tareas en relación con lo social, y la política como principal responsable, deberán ayudar a cultivar los cambios de sentido en las formas de ser, vivir y convivir de las personas. Esto es condición de posibilidad de objetivos sociales que hoy son urgentes.

  • Del desarrollo del texto irá surgiendo la necesidad imperiosa de delinear un nuevo plano de la tarea social-política: la “micropolítica”. Se trata de una metodología destinada a potenciar el camino de transformación de la forma de ser y vivir de los humanos concretos que somos. Es un nuevo plano de la acción que surge desde la necesidad de trasmutar el actual estado de las estrategias sociales. Entiendo que la micropolítica será fundamental para abordar los desafíos del presente, tanto para las organizaciones sociales, partidos políticos, ONGs, incluso las empresas y cualquier otro tipo de organismos que se postulen como sujetos colectivos en la gestación de mejoras en la vida social.

  • Por último, creo que será del disfrute y la alegría que vayamos logrando en nuestras prácticas personales cotidianas, de donde sacaremos la orientación y la fuerza de voluntad para abordar la re-construcción ética social que la situación actual nos requiere y posibilita. También la riqueza de nuestra vida personal será alimentada desde esa reconstrucción de la ética social.
Para bajarse el libro completo hagan click aquí.