miércoles, 13 de junio de 2012

¿Tenemos problemas o nos hacemos problemas?

Creo que nos pasan las dos cosas. Siempre hay cuestiones a resolver en nuestras vidas, y también nos ocurre que nos hacemos problemas con situaciones que realmente no lo son. Esto último lo generamos con dos errores frecuentes:


  • Cuando convertimos en problemas cuestiones que no son significativas.
  • Cuando nos encontramos ante situaciones que nos afectan realmente pero no está en nuestras posibilidades cambiarlas. (En esos casos puede haber dolor emocional, pero necesitamos aceptar lo que ocurre porque ahora es del orden de lo inevitable)


Lo cierto es que somos adictos a tener problemas. Y esto, en mayor o menor grado, lo compartimos todos. Forma parte de nuestra psicología colectiva. Eso hace que tengamos una fuerte tendencia a ver más problemas que posibilidades gratificantes.


Reflexionar sobre esta cuestión nos ayudará a generar mejores condiciones para nuestro bienestar y dará lugar a mayor eficiencia en la inversión de  nuestra energía.


Pobrezas principales que genera la visión problemática


Cuando usamos el tiempo presente para atender lo que nos pre-ocupa, suspendemos de nuestro registro sensual lo que estamos viviendo en ese momento. Somos  tomados, “ocupados”, por lo problemático que viene del pasado e intenta controlar el futuro. Eso nos dificulta la conexión con cada instante presente y con la sensualidad energética que nos genera cada circunstancia vital de nuestra experiencia.
Dicho de otro modo, cuando nos dejamos tomar por la actitud problemática apagamos la energía que se genera en el ahora de nuestra vida, para dar lugar a nuestra conexión con el “problema”. Así nos desconectamos de la energía vital que nos alimenta cuando estamos presentes en cada presente y la transformamos en energía pesada y abrumante que es el ánimo que el problema trae consigo. Esto alimenta un círculo vicioso en el que se van apagando las posibilidades de alegría, de disfrute y de goce de la experiencia y así perdemos cada vez más la conexión con nuestra  fuente de energía vital. El ánimo problemático “ocupa cada vez más nuestra vida” y la vida es cada vez más un “problema”. (Quizás esto nos recuerde a cada uno el proceso del pasaje de la niñez a la adultez).
¿Cómo y por qué nos pasa esto?
Todos compartimos en nuestras formas de ser y vivir algunos pilares que organizan la manera de ser persona en la época a la que pertenecemos. Lo problemático fue una de las características de lo humano la época cuyo final nos toca vivir. Esto hace que experimentemos nuestro ser problemático como “normal”.
En el mejor de los casos somos concientes de que eso nos ocurre sólo en las situaciones límites en que esta forma de ser se manifiesta. Por  ejemplo: un ataque de ira, un estado de depresión aguda, las situaciones de stress con manifestaciones somáticas… En esas situaciones solemos asignar lo que nos pasa a la intensidad del problema y casi siempre lo volvemos a aceptar como “normal”, previa ingestión de un calmante que nos ayuda a superar el pico de tensión. Lo que nos oculta nuestra “adicción al problema” es justamente ese carácter de “común a todos” que implica el hecho de ser parte de nuestra psicología colectiva. Por eso importa que comprendamos esa adición como parte de una herencia cultural cuyo origen se enraíza en las condiciones históricas en que vivieron nuestros antepasados y que el actual estado de cosas posibilitaría superar.Hasta hace poco tiempo la vida humana ocurría en condiciones de necesidad y carencia de tal grado que se hizo necesaria la generación de dispositivos psicológicos que hicieran a los humanos aptos para la sobrevivencia y para la superación de las carencias. Entonces era necesario de invertir la mayor energía posible en la resolución de los problemas materiales limitantes de la vida.Quizás el más importante de esos dispositivos que aún sobrellevamos es que la realidad y nuestra experiencia se nos presentan como constante despliegue de  problemas a resolver, como males o insuficiencias a eliminar. Así es que identificamos el “tener problemas” como prueba de una actitud responsable ante la vida, y “no hacernos problemas” nos suena a irresponsabilidad. En la actualidad traspasar ese dispositivo heredado es un desafío social en el camino de la evolución de la humanidad. Y será principalmente en lo poco o mucho que cada uno de nosotros podamos hacer en nuestras propias vidas, donde se gestarán los caminos colectivos necesarios. (Quizás este sea uno de los puntos donde es más difícil entender aquello de que “lo personal también es social-político”.) Algunas puntas para comenzar a orientarnos para lograr lo que ya es posible¿Es esta una manera de ser y vivir que podríamos superar? ¿Será posible generar maneras más  agradables de existir?
Para eso necesitamos aprender a “no colgarnos” o identificarnos con los problemas, sino hacer lo que nos es posible para conseguir lo que deseamos que ocurra. No quejarnos por lo que pasa sino aceptar lo que es, al mismo tiempo que nos ocupamos en generar lo que queremos que sea. Sólo hagamos lo que creemos que es bueno y podemos hacer para mejorar lo que ocurre. No nos pongamos mal para enfrentar cada  cuestión, sólo enfrentémosla.

N
ecesitamos aprender lo que la vida nos trae, aun cuando trabajemos para cambiarlo. Ni la actitud problemática, ni la bronca, ni la queja, ni el miedo, nos traen la tranquilidad y el equilibrio interior necesarios para poder conectarnos con lo que ocurre en cada instante. Y es allí, en el instante presente, donde está la fuente de energía vital que necesitamos re-programar en nosotros mismos para poder generarnos una manera de ser y hacer orientada por la alegría y el goce de vivir. Cuando aceptamos lo que está pasando y asumimos lo que queremos que ocurra como algo que necesitamos generar y cultivar, los sentimientos que habitualmente  se colocan a la base de nuestra acción  (el cuidado de una falsa imagen de “mi mismo”, la codicia, el miedo, la necesidad de control de lo que ocurre…) dejan de ser necesarios. Nuevas posibilidades de nuestro ser, se apropian del presente y nuestra energía se conecta con ellas.

E
n el grado en que vayamos logrando esa actitud conseguiremos la serenidad interior profunda y al mismo tiempo una mayor potencia de nuestro accionar creador. Eso es lo principal que he aprendido en los últimos años. Cada uno de nosotros necesita y puede poner su intención y su atención para lograrlo.

Publicado en CEO Forum


lunes, 19 de marzo de 2012

Encuentros de Pensar la Vida 2012, comienzo en Abril

2012: estamos en el comienzo de un año que promete radicalizar los cambios. Creo que tendremos mayores posibilidades de mejorar nuestra calidad de vida y también necesidad de superar situaciones difíciles.

Ante esto se vuelve más necesario reflexionar sobre nuestras maneras de ser y vivir, nuestros hábitos en el trabajo, el amor, la amistad, la crianza… Sobre la conveniente asignación de nuestro tiempo y de nuestra energía…

¿Podremos proponernos y ejercer actitudes y acciones que nos ayuden a vivir de maneras más agradables y gozosas?

¿Podemos enriquecer nuestra calidad de vida?

¿Es posible vivir con la felicidad como objetivo y acrecentarla en nuestra experiencia?

¿Cuáles son los cambios convenientes en nosotros mismos?


Para abordar estas cuestiones les proponemos participar de un grupo de conversación sobre la vida.

Estas conversaciones partirán de las experiencias concretas que vivimos y se potenciarán con el uso de las herramientas de la Filosofía Práctica, construyendo una metodología motivadora para generar caminos que permitan enriquecer la calidad de vida de cada uno.

La tarea comenzará en abril y proponemos reunirnos una vez por semana durante dos horas.

Leopoldo Kohon
Coordinador de Pensar la Vida
4551.9296 y 4554.0916

jueves, 22 de diciembre de 2011

Estamos todos en el mismo barco

Reciéntemente publicado en CEO Forum, les comparto:

Todos estamos en el mismo barco y las olas son grandes... La solidaridad nos conviene a todos.

En las últimas décadas está aumentando el número de personas interesadas en participar en acciones solidarias. Incluyo en esto a las distintas expresiones organizativas de la sociedad civil (ONGs, fundaciones…) y a lo que generan algunos empresarios que comienzan a poner atención en las tareas y en las estrategias de interés comunitario.

Cuando en una sociedad un número significativo de personas empieza a abordar formas diferentes de hacer lo que hacen (en este caso referimos al hacer productivo) estamos ante los inicios de un cambio del paradigma que organiza ese aspecto de la vida. Ese cambio ha comenzado a caminar, a hacerse práctico. Comienzan a cambiar las prácticas de las personas y también sus deseos y proyectos.

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lunes, 19 de diciembre de 2011

Para re-pensar nuestros intereses

Lo económico es lo que aparece en primer plano cuando pensamos en “nuestros intereses” o hablamos de ellos. Y desde esa significación ordenamos nuestras acciones. Sin duda fue el uso histórico del lenguaje lo que generó esa manera de significar la palabra. Pero cuando los tiempos cambian necesitamos que las palabras se re-signifique para poder referir a nuevas necesidades y deseos que se vuelven posibles en el horizonte actual. Creo que este es el camino más potente de la creación (“El verbo crea”. “El verbo es Dios”, ver las primeras páginas del Evangelio según San Juan).

Cada vez somos más los que estamos motivados en enriquecer otros aspectos de nuestra vida que los que atendemos con lo económico y material. Son aspectos que nuestros ancestros dejaron a merced de las circunstancias ante las urgencias que planteaban las limitaciones materiales en que vivían. Eso que no fue atendido es lo que el actual estado de las cosas posibilita y hasta requiere que atendamos.

Son aspectos que tienen que ver con el estado espiritual-emocional-vincular-anímico… con el que transitamos nuestras vidas todos los días. Con el disfrute de cada experiencia y con la alegría de vivir.

Propongo el ejercicio de volver a listar nuestros intereses. Trataré de sugerir algunos sobre los que pienso que es importante que nos detengamos, en tanto creo que son aspectos de nuestra vida a los que solemos cuidar muy poco. Invito a que cada uno lo piense en el escenario real de su vida.

En la relación con nuestros hijos
  • Invertir energía y tiempo en compartir con ellos, disfrutar la mutua existencia y alimentar nuestra comunicación.
    Hacemos esto con lo que nos resta de nuestro tiempo ocupado, pero en los hechos no jerarquizamos la importancia de la cuestión en nuestra vida.

  • Acompañarlos en la construcción de su autonomía y propia solvencia ante su propia vida, ayudándoles en el reconocimiento de sus propios gustos e intereses.
    Solemos darles indicaciones, señalarles deberes y ofrecerles cosas, pero conversamos poco y menos les enseñamos a valerse por sí mismos.

En la relación con nuestra pareja
  • Cultivar la comunicación y alianza. Alimentar el compañerismo y la amistad.
  • Gestar posibilidades de enriquecimiento en la experiencia amorosa-erótica en la pareja.
  • Nutrir en el mayor grado posible una mirada compartida de la vida y el mundo.
Generalmente vivimos en pareja como si las riquezas de esa convivencia fueran manejadas por el destino. Nos tocan en suerte o no nos toca. No buscamos de manera pro-activa formas más ricas de compartir la vida, maneras de alimentar el amor y lograr intensidades mayores.


En el trabajo

  • Lograr resultados económicos positivos en nuestra actividad laboral.
    Es lo que tenemos más aprendido y asumido. Es lo que orienta nuestras acciones y lo que tiene mayor registro en nuestro “balance” de vida.

  • Posibilitar el bienestar personal y de los demás miembros de la organización.
    Si ocurre nos alegra, pero no suele formar parte de nuestras planificación de objetivos.

  • Disfrutar de lo que hacemos.
    El gusto de hacer lo que hacemos no es algo que aprendimos a registrar. Solemos estar sólo estamos atentos a los resultados. Es habitual entonces que no disfrutemos o se nos escape en gran parte.

En la relación con los amigos

  • Enriquecer nuestra capacidad de intimar para compartir y ayudarnos mutuamente.
    Generalmente no hablamos de lo que nos pasa, de lo que sentimos y de lo que deseamos. En el mejor de los casos informamos al otro y decimos nuestra opinión sobre una y otra cuestión. Nos cuesta conversar sobre las experiencias, posibilidades y dificultades de cada uno.

En relación a las propias vivencias existenciales

  • Cuidar nuestra salud física y anímica.
    No es sólo la enfermedad lo que hace necesario el cuidado, sino también el estado de la salud para mantenerse.

  • Alimentar cotidianamente la alegría y el disfrute en nuestras experiencias.
    Somos más capaces de estar atentos a lo problemático que a lo gozoso. También esta última es una capacidad que podemos desarrollar.

En lo social

  • En el bienestar de todos lo integrantes de la sociedad en que vivimos.
  • En la paz y la seguridad social.
  • En el cuidado del planeta que habitamos.
También en el plano social solemos ser poco concientes de nuestra responsabilidad individual. Generalmente tenemos opiniones y asignamos responsabilidad a otros, en particular a los gobiernos de turno, a los políticos y a los poderosos en general. Será bueno pensar en los granitos de arena que cada uno podamos aportar cotidianamente.


Por último, no es sólo una cuestión de conciencia, sino también de práctica. Se trata de comenzar a registrar intereses a cuidar y cultivar, donde habitualmente vemos formas de ser y de vivir ya definitivamente constituidas (yo soy así…) Necesitamos ayudarnos mutuamente a encontrar nuevas formas de ser y vivir. Y eso es lo que propongo.

Ninguno de nosotros sabe cuanto puede lograr de lo que nunca se propuso ser.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Algo sobre la relación padres-hijos

Continuando con la reproducción de los artículos publicados en en blog de CEO Forum, hoy les comparto: Algo sobre la relación padres-hijos

Vivimos en un mundo en el que el cambio se manifiesta cada vez más en todos los aspectos de la vida. Esto hace conveniente que re-pensemos la manera en que estamos criando personas para vivir en él.

Los padres solemos decir con frecuencia que queremos que nuestros hijos sean felices. Y muy pocas veces se podría poner eso en dudas. El problema es que con frecuencia equivocamos el camino para ayudarle a lograrlo. La dificultad radica en algo que no decimos y que circula implícitamente en nuestros pensamientos y conductas: "yo sé lo que es mejor para él, lo sé porque soy grande y tengo experiencia… tengo la obligación de orientar su vida…" Y por esa grieta de aparente razón se filtran acciones invasivas de la voluntad y de los gustos de los hijos… Así es como muchas veces la vida del chico se diseña a partir de la perspectiva de los padres.

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martes, 22 de noviembre de 2011

Creatividad en el trabajo, en la vida

En el sitio de CEO Forum de Vistage tengo un blog donde publico con cierta regularidad artículos. Aquí les comparto el comienzo:

"La actividad laboral consume gran parte de nuestras horas y la forma en que la asumimos impacta con mucha fuerza en nuestra manera de ser-estar en la vida y en las relaciones que mantenemos con otros. Para generar mayor bienestar, alegría y goce en nuestra existencia es de enorme importancia que ajustemos, y a veces reelijamos, el espíritu desde el cual toman forma nuestras acciones laborales. También lo es que asumamos con responsabilidad cotidiana los vínculos que entablamos con nuestros compañeros de tareas, con nuestros clientes y con el producto o servicio que generamos".

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viernes, 4 de noviembre de 2011

Taller de Pensar la Vida online del 31/10

Aquí les comparto la primera hora del taller que hicimos el lunes pasado sobre Cómo enriquecer la calidad de vida, asistencial y vía web. Más información en http://taller.pensarlavida.com.ar